A 42 años del secuestro y desaparición de Joaquín Areta.

"Tenía 22 años, una mujer, un hijo, escribía poesías y documentos políticos. Leía mucho. Era muy memorioso. Escuchaba a Zitarrosa y a Chico Buarque, era fanático de Estudiantes de La Plata. Trabajaba en una fábrica, era operario. Vivía en una pequeña casa de un barrio obrero. Joaquín tuvo indicios de su muerte, la soñó, se le acercó, la distrajo". Tuvo miedo, tuvo compromiso, amó profundamente a su hijo. Cuando pensaba en lo incierto de su destino tenía la certeza, la obstinada convicción de que su lucha no era individual, que era del pueblo y que iba a trascender". Texto de su compañera Adela Segarra (Libro "Siempre tu palabra cerca" - Colección Memoria en Movimiento. Secretaría de Comunicación pública. Secretaría de Derechos Humanos. Archivo Nacional de la Memoria). "Quisiera que me recuerden" Quisiera que me recuerden Quisiera que me recuerden sin llorar ni lamentarme quisiera que me recuerden por haber hecho caminos p